Para ella su
obra fue su salvación, ya que integró sus fantasmas a la misma, convirtiendo su
angustia en imagen.
Es que en
1925 sufrió un grave accidente de tráfico que le fracturó la columna vertebral
y la pelvis. Además de imposibilitarle tener hijos, el accidente fue la causa
de numerosas operaciones futuras y de una salud siempre precaria.
Esto la
llevó a pasar mucho tiempo, tirada en su cama, con un lienzo y su paleta,
sostenida emocionalmente por sus cuadros.
Una mujer
valiente para su época, cuyas características personales _como su feminismo,
libertad sexual y compromiso con el comunismo_ la han vuelto atractiva no sólo
para los entendidos en la materia.
Es hija del
fotógrafo alemán Guillermo Kahlo, quien documentó obras arquitectónicas
importantes de México a principios de siglo, y de Matilde Calderón y González,
originaria de Oaxaca (con ascendencia española de su madre e indígena de su
padre).
Personalidad
Personalidad
Su
personalidad no sólo se reflejaba en sus pinturas sino también en su forma de
vestir. Se vestía con trajes típicos indígenas y sus atuendos no pasaban
desapercibidos.
Desde su
fallecimiento, ocurrido en 1954 y con sólo 47 años, su figura no paró de
crecer, convirtiéndose en un ícono mexicano.
En su
búsqueda de las raíces estéticas de México, realizó obras inspiradas en la
iconografía mexicana anterior a la conquista, pero fueron las telas que se
centran en ella misma y en su vida las que la han convertido en una figura
destacada de la pintura mexicana del siglo XX.
Donde ver su
obra:En la colección del Malba (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires) se puede disfrutar de su pintura. Más info en www.malba.org.ar
Autorretrato con chango y loro, de 1942, está en el Malba. |
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